miércoles, 30 de abril de 2014

DÍA 29: 23/ 04/ 2014 Sant Jordi en la San Ramón

Hoy es la festividad del libro y la rosa. Fiesta nacional en Cataluña y no por ello día festivo. Salgo de trabajar, me cambio de uniforme, cojo los cacharros y me dirijo hacía una segunda jornada, esta vez con agrado. Vuelvo a la San Ramón y bajo la calle hacia la plaza de la Iglesia ya que es ahí el epicentro de la fiesta sardañolense. Siempre me ha gustado pasear entre los tenderetes de libros buscando ese libro que nadie ve pero hoy tengo que elegir entre curiosear o tocar y no tengo ni un céntimo que poder gastarme en un libro así que la opción elegida es clara. En la esquina de la San Ramón con la plaza empiezo mi actuación frente a un tenderete donde unos adolescentes venden rosas para, seguramente, pagarse algún viaje de fin de curso. Tal y como están las cosas quizás dentro de unos años sea la única manera que tengan de pagarse la carrera...

Nada mas empezar me doy cuenta que quizás no haya elegido bien el sitio. La calle y la plaza rebosan gente pero estoy en un sitio demasiado de paso a parte de que al estar en la esquina el espacio es mas abierto y pierdo esa sonoridad de la San Ramón que tanto me gusta.  De vez en cuando algún niño se para y me alegra el rato con sus bailes. Decididamente he llegado a la conclusión que nacemos entendiendo a la perfección cualquier lenguaje musical y vamos perdiendo ese don según crecemos y desarrollamos nuestros gustos y prejuicios. Es increíble como niños que nos saben hablar y apenas saben andar solos se te plantan delante y empiezan a menearse con unas dotes de baile que ya quisiéramos muchos. En contrapartida están esos adultos tan metidos en su mundo que no se dan cuenta que existes. Literalmente. Se me plantan delante dos parejas que pasan la cuarentena a charlar tranquilamente. Tienen tanto derecho como yo a estar en la calle pero me parece poco educado ponerte a medio metro de alguien que esta tocando y taparlo por completo. La gente que se acercaba a echar a una moneda tenia que esquivarlos. Toco fuerte, soplo fuerte... con la idea de que se den por aludidos pero no me queda otra opción que resignarme. Pasados al menos diez minutos deciden moverse y no puedo reprimir un "¡menos mal!" que responden con miradas asesinas. Medio tema y empiezan a replicar las campanas como si se hubiera muerto el cura. Otros tres o cuatro minutos en los que acabo por resignarme y dejar de tocar. No se puede vencer a la iglesia. Al volver a arrancar noto que el amplificador apenas suena. En la jornada anterior me paso lo mismo hacia el final de la actuación con una pila recién puesta. Hoy he puesto una nueva antes de empezar y no entiendo que ya se haya gastado. Toco un tema a duras penas y decido moverme. Con el Boggie atado de la muñeca la guitarra y los trastos sobre la funda y llevados en volandas y la silla en el hombro me desplazo unos metros hacia arriba y me coloco en la puerta del museo. Cuando camino cargado y con la pandereta en el pie que suena cada vez que doy un paso me convierto en el centro de atención. 

Repaso la afinación antes de tocar y el afinador que lleva la guitarra no se enciende. Se me enciende a mi la bombilla y no me explico como puedo ser tan estúpido. Cojo la pila que supuestamente estaba gastada de la jornada anterior y en vez de volverla a poner en el amplificador la cambio por la de la guitarra. El amplificador vuelve a sonar. Podría haber cambiado mil veces la pila al amplificador sin acordarme que la pila de la guitarra también se cambia. Empiezo a tocar y ahora ya cómodo me motivo y me dispongo a dar lo mejor en el poco rato que me queda. Evito canciones de relleno. Tras 'Amor Verdadero' toco 'Blues in the River Sec', 'Gospel Infernal', 'Blues para flamencos', 'Blues Sucio', 'Volver a Caer', 'Limonena Blues', 'El Coyote' y termino como el otro día homenajeando al maestro Luis Luque con su 'Blues Predicador'. Es de noche y se que me he alargado mas de la cuenta pero estiro la ultima canción pese a que la calle ya se ha vaciado. Ha sido una actuación mucho mas placentera que la primera. En un parón entre canción y canción un chaval que no alcanza la decena se pone a acariciar al Boogie y me dice que el siempre me echa monedas porque canto muy bien. La verdad es que no canto bien y no se si el chaval sigue teniendo ese don del que hablaba antes y es capaz de escuchar las notas que no canto o por lo contrario ya lo ha perdido evolucionando en mal gusto pero sea lo que sea le agradezco enormemente el comentario. Sigue jugando con Boggie mientras vamos hablando. El chaval me ha caído bien y le sigo el rollo. Llega una chica que también se vuelve loca con Boogie. Finalmente le acaba regalando unas chucherías para perros. Tras darle unas cuantas me regala el paquete entero. No me ha dado tiempo de agradecer el gesto que aparece una señora y me da un botellin de agua y le pone un tuper con agua al perro. Sin parar de dar las gracias a todo el mundo me despido y le pregunto a la señora donde vive para poder devolverle el recipiente.  Al acabar la función llamo al timbre de la señora y me abre para que se lo deje en una planta que hay en el portal mientras nos damos las gracias mutuamente. La verdad es que Boogie no a bebido pero a mi me a servido para limpiar la armónica.  

Un Sant Jordi mas aunque el primero que toco en la calle y ha resultado menos glorioso de lo que suponía. 17,71€ y una rosa que me ha dejado un chaval de las que vendía.  El numero capicua no es mala cifra pero tenia la sensación de que quizás batiría récords en el día del año que mas se tolera la economía sumergida. Cuestión de tradición.



¡¡Nos vemos en las esquinas!!
















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