jueves, 24 de abril de 2014

DÍA 27: 19/ 04/ 2014 Castelldefels

Me levanto por la mañana dispuesto a pasar el día fuera. Después de unos días soleados amanece nublado justo el día que decido ir a la playa. Aun así confió que la temporada turística haya empezado su goteo de europeos ociosos y me dirijo ha Castelldefels. Al subir al tren cargado de la guitarra y la silla acompañado de Boogie unos guardias de seguridad me recriminan que el perro debería llevar bozal. Me dejan subir haciendo la vista gorda al decirles que es un cachorro y ver como Boogie saluda amablemente a una viajera que lo acaricia. En estas aparece Luis Esskroto, quien me acompañara casi todo el viaje. Al llegar a la estación de Barcelona Sants hacemos transbordo y descubro que he hecho el idiota pagando el billete en Cerdanyola ya que no es necesario salir del recinto ni pasar ninguna puerta. Al menos el billete de Sants a Castelldefels si que me lo ahorro. Me despido de Luis en Viladecans a falta de un par de paradas de mi destino. Al bajar en Castelldefels resulta que hay que pasar el billete para que se abran las puertas y poder salir. Hay un guardia de seguridad y una chica delante mio se encuentra con el mismo problema que yo, aunque ella mas nerviosa se agita de una puerta a otra. El guardia se ríe y le abre la puerta. Mis pechos no son tan bonitos así que no confió en recibir el mismo trato y espero para pasar detrás de alguien. Acabo de ver como dejaba pasar a la chica así que no me preocupa que me vea aunque me niego a pedirle el mismo favor. Aparecen para pasar dos hombres en silla de ruedas. Me sabe un poco mal pasar detras de ellos pero no queda nadie mas. Cuando van a meter el billete el guardia les indica la puerta mas ancha y se la abre él. Justo me pilla detrás de ellos cuando el guardia se lo dice así que me hecho para atrás, dejo que pasen educadamente y paso después de ellos descaradamente ante el guardia. Ya estoy en Castelldefels. 

Me he bajado en el centro del pueblo dejando el paseo marítimo para la sesión de la tarde. Enseguida encuentro una calle peatonal que me recuerda mucho a mi amada San Ramón aunque esta parece que los festivos cierra el trafico completamente y las terrazas de los bares invaden por completo el centro de la calle. Escojo una esquina y comienzo tímidamente. La gente me mira algo extrañada y tardo tres canciones en recibir la primera moneda. Tras eso la cosa empieza a animarse y el bote empieza a llenarse a la vez que la calle se va vaciando. El bullicio que había cuando he llegado va desapareciendo según se acerca la hora de comer pero gracias a las terrazas sigue pasando gente y la cosa no va mal. Llevo medio repertorio y aparecen dos agentes de policía. Se acabo la función. Me dicen que en Castelldefels no puedo tocar y que aunque a ellas no les molesta si me ven no pueden hacer la vista gorda. Resultan ser bastante simpáticas para ser policías y ello me da pie a ir un poco mas allá e intentar que comprendan como esta la situación. Acabo poniéndoles un ejemplo muy gráfico que reciben con sorpresa pero con resignación. Es evidente que si toco en la calle no es porque sea un delincuente sino un hombre honrado. Sentado con los trastos no voy a salir huyendo de la policía así que si vienen me tengo que ir y me han jodido la jornada. Si fuera un delincuente, les digo, aparecería en esta calle sacaría una navaja y en 3 minutos me llevaría mas dinero y seguramente ellas ni se enterarían. Acabo mi argumentación diciendo que ha eso es a lo que se empuja a la gente con ciertas prohibiciones y que no todo el mundo es tan honrado como yo de la misma forma que uno es honrado hasta que le obligan a dejar de serlo. Finalmente la conversación acaba derivando en consejos para que pida tocar en los chiringuitos de la playa. Los conciertos en bares y locales me gustan pero es imposible sacar rentabilidad de ello. Dejando al margen salas de estafadores que te piden un alquiler por tocar en vez de llevar a cabo esa vieja practica olvidada de contratar a músicos, me gusta tocar en bares pese a que casi siempre lo mas que recibas son alguna cerveza y con suerte algo de cena. Es lo que he hecho siempre y espero seguir haciendo pero esas dos cervezas no me ayudan a pagar las facturas aunque ha veces esas noches son vitales para poder olvidarlas. Con la promesa de abandonar el pueblo me voy a comer a la playa. 14, 30€. Si me hubieran dejado acabar hubiera conseguido una buena recaudación.

Después de 20 minutos andando llego a la playa. Parece ser que hay un torneo de voleibol y decido quedarme cerca. De al lado nace una calle pequeña atestada de terrazas y en su inicio se amontonan vendedores ambulantes que parecen pasar el día tranquilamente lo que me da pie a pensar que la policía no pasa mucho por aquí. Me voy a comer a la orilla y suelto a Boggie. Nunca había estado en la playa y se vuelve loco con la arena. Como con todo lo nuevo que encuentra en la vida se la come para saber que es aunque parece descubrir que no es agradable tener arena en la boca. El agua también le causa curiosidad pero hay bastante oleaje del que huye y cuando parece decidido a contraatacar lo freno. No quiero que se lo lleve una ola y tener que meterme a ayudarlo a salir con la ropa de calle. Acabo de comer y me dirijo de nuevo al paseo para ponerme a tocar. Paso entre los vendedores ambulantes y las terrazas buscando el sitio optimo. Llego a una calle mas ancha y decido volver atrás ya que es mas fácil de que por ahí pase la policía. Al llegar a donde estaban  los vendedores no queda ni uno y en su lugar hay un coche de la guardia urbana. Era demasiado bonito para ser cierto.... Llego otra vez al paseo marítimo y observo como muchos vendedores se alejan tranquilamente con sus fardos y algunos se colocan un poco mas haya. Decido hacer lo mismo pese a que por aquí pasa menos gente y muchos de los que pasan van corriendo, en bici o se dirigen al torneo de voley y ni si quiera llevan bolsillos. Me voy desanimando y ya que tengo algo de prisa decido acabar algo antes. Esta noche Frank's Box toca en el Prat y aun me quedan unos cuantos trenes que pillar. Tras volver a Cerdanyola tendré que subir hasta mi casa a dejar a Boogie y los trastos y volver a bajar a la estación para volver a coger un tren hasta Sants y volver a coger otra vez el mismo tren aunque esta vez hasta El Prat. Pensarlo ya me da pereza ya que estoy bastante cansado pero Frank's Box y Psico Tendencies lo merece. 6, 83€ La jornada acaba peor de lo que esperaba así que debo intentar ahorrarme los billetes de tren.

Camino a la estación por el paseo un niño se para con Boogie, lo abraza, lo levanta... a Boogie le encantan que le digan cosas y a mi me encanta que los niños se acerquen a los perros y que los padres no los aparten con ese miedo estúpido a que muerdan el cual lo único que hace es fomentar los mordiscos... En la estación hay un guardia asi que no me queda otra que pagar el billete aunque creyendo que tendré un transbordo fácil en Sants lo saco solo de "Castelldefels Platja" a "Castelldefels Centro" para ahorrarme alguna moneda. Llego a Sants y descubro mi error. Tengo que pasar el billete para salir y tras ello debo pasar un nuevo billete para entrar de nuevo a coger el tren hacia Cerdanyola. Salir no me resulta muy difícil ya que es bastante complicado que los interventores me vean pasar detrás de alguien con el tumulto que se acumula en las puertas. Entrar es mas difícil ya que hay tres guardias de seguridad diseminados por la zona que me pueden ver fácilmente, sobretodo teniendo en cuenta que con el perro, la silla y la guitarra no paso muy desapercibido. Aun así me niego a pagar y en un alarde de descaro aprovecho el instante en que los tres guardias están de espaldas y paso detrás de una señora mayor algo apurado y la puerta me golpea el hombro mientras los pasajeros que esperan en el banco de enfrente de las puertas me miran sorprendidos. Mas de dos euros de estafa que me he ahorrado. ¡Que los pague Artur Mas! 




¡¡Nos vemos en las esquinas!!



































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