miércoles, 26 de febrero de 2014

DÍA 13: 22/ 02/ 2014 Cerdanyola del Vallès (Centro)


Llega el sábado y hay que salir a tocar. La economía y el cuerpo lo piden. No tengo ganas de complicarme la vida. Bajo, como no, al centro del pueblo. Bajo la calle San Ramón. De momento no quiero repetir los mismos sitios exactos donde ya he tocado con anterioridad. Llego a la plaza de la iglesia, me planteo quedarme pero el sitio es demasiado amplio. No me gusta que me pase gente por detrás. Finalmente cruzo el inicio de la Av. Cordellas, saco los trastos y me planto allí. Detrás tengo un bar que siempre esta repleto de gente, Ca' L'Enric. Delante un paso de peatones que da al colegio Anunciata y tengo al lado el paso de peatones que acabo de cruzar. Aparentemente es un sitio de mucho transito.

Hoy he decido cambiar la pandereta por la caja que suelo utilizar en salas y bares. No es mas que una caja de jamón con dos panderetas colgada. La toco con dos pedales de bombo de batería. El primero golpea la madera desnuda fingiendo ser un bombo. El segundo golpea una tapa de una caja de galletas metálica enganchada a la caja de madera pretendiendo sonar como una caja de batería convencional.

Poco tardo en descubrir que no es buen sitio. Los parroquianos del bar no parecen pasar por aquí al acabarse las tapas y las cervezas. La gente camina con prisas, cruza de un lado a otro pero pocos son los que se paran a escucharme y a echarme algo en el bote. Aun así entusiasmado por estrenar mi caja de percusión personalizada en las calles de Sardañola me tiro tocando más de una hora. Cuando estoy acabando levanto la cabeza y en la otra acera están observándome mi santa madre y su pareja. Termino la canción, que es la ultima, mientras cruzan la calle y se aproximan a mi. Tras los saludos pertinentes y alguna moneda que cae en el bote recojo los trastos. Mi madre se va y yo me dispongo a la segunda sesión de la tarde.  Pocas monedas pero grandes. Al final no ha estado tan mal. 10, 02€



Con el carro cargado hasta los topes busco un nuevo sitio. No me complico demasiado. Me quedo justo al inicio de la calle San Ramón aprovechando la luz que desprende una de esas entidades que han arruinado el país y de las cuales seguimos dependiendo como del aire que respiramos.  Mientras monto y descanso un poco de la actuación anterior aparecen los mandatarios de uno de los rincones mas agradables de este pueblo, el Classic Café. Me echan una monedilla pese a que aun no he empezado. Tras los saludos oportunos se van a hacer recados prometiéndome pasar luego y yo me dispongo a volver a empezar. Mas tarde cumplirán su palabra, volverán a pasar y volverán a dejar algo en el bote. Ole por ellos! y por su bar, nueva sede juvenil en el pueblo y unos de los lugares donde mas agusto me he sentido tocando. 


La actuación pasa tranquila, sin mucho que reseñar. Me extraña el hecho de que este sábado hay mucha menos gente que el anterior sin ninguna razón aparente. En relación con el sábado pasado la esquina que he escogido también es peor. Una sola manzana en la misma calle puede marcar la diferencia. Aunque no pasa una gran multitud las monedas van cayendo. Finalmente acabo la jornada. 18,90€. Nada mal. Sumado a lo de la actuación anterior puedo irme contento a casa. Incluso en los días mediocres en la San Ramón siempre cubro el expediente.  
Ahora me queda el camino a casa con el carro cargado con la silla, la guitarra y la caja.


¡¡¡Nos vemos en las esquinas!!!


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