Llega un nuevo viernes y vuelvo a bajar a la calle San Ramón. Tras la jornada laboral no me da tiempo a cambiar de pueblo así que me tengo que quedar en Cerdanyola pero al llegar a la calle pienso que me estoy haciendo demasiado pesado y decido bajar mas de lo habitual. Finalmente elijo la plaza Abato Oliva, entre la iglesia y el ayuntamiento. Monto los cacharros. Pruebo un poco tras afinar y delante de mi se concentra un pequeño público. Media docena de niños me observan y se acerca un hombre de mediana edad algo desmejorado que me echa unas monedas. Alargo la prueba en vista de mi público y al acabar el hombre me dice algo entre el castellano y el francés que no entiendo muy bien. Durante las primeras canciones se repetirá la escena y yo trato de comunicarme con el lo mejor que puedo aunque no parece fácil. El hombre se pone a bailotear y los niños le siguen. Aparecen dos señoras que me echan monedas y tras saludar al individuo se van con él. Me quedo con mi pequeño público infantil. Los niños corretean a mi alrededor. Bailan haciendo el tonto y uno de ellos, el mas gamberro, baila obscenamente sobre mi bote. Su coreografía incluye múltiples pasos entre los que se encuentra fingir que mi bote es un retrete. Una niña sostiene de la mano a otra mas pequeña, prácticamente un bebe, que me mira con los ojos muy abiertos.

Los niños se van. El sol también se ha ido. La plaza se va vaciando. Termino. Mientras desmonto un hombre me echa la última moneda. He aprendido que lo último que se recoge siempre es el bote. Hay bastantes monedas de euro así que aunque no hay mucho bulto la recaudación es aceptable. 16, 57€ en una actuación de casi dos horas. Unos metros calle arriba la recaudación hubiera sido mayor pero me gusta variar de esquinas y siempre es agradable disfrutar de un público distinguido.
¡¡Nos vemos en las esquinas!!
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