martes, 13 de enero de 2015

04/ 01/ 2015 Concierto en Boogaloo (Blanes)



Hace tiempo que tengo ganas de tocar en directo y al fin llegó el día. Ayer conseguí una armónica en Do en el último momento. Eva me salva la vida con una armónica de segunda pata algo oxidada y entaponada pero que después de una buena puesta a punto me hace el apaño. Llevó también, por si acaso, el Do de juguete que compré en Sant Cugat y el Mi comprado en el Baricentro. Junto a Mónica y tras un largo viaje llegamos a la estación de Blanes algo antes de las 16h donde nos recoje Pere. Llegamos al Boogalo y mientras Pere pone a punto su bar yo monto los cacharros para probar el sonido. Hoy estrenaré como dios manda mi nuevo ampli Joe Perry. Enchufado no tiene nada que ver como suena a pilas y me evitaré los problemas que me dio en la calle conviertiéndose en el amplificador perfecto. Tras la prueba de sonido paso el resto de la tarde en casa de los familiares de Mónica, residentes en Blanes, hasta que se hace la hora de bajar al concierto. 

La hora oficial de empezar son las 20h aunque, como es habitual, empiezo mas tarde. El primer bloque de canciones lo toco en sol abierto y solo toco 5 canciones,  ya que son bastante largas. Empiezo con el instrumental Follandome a la pestañí sobre la hierba azul para continuar con mi humilde homenaje a Luis Luque con Wisky & Alligators, un popurrí de canciones de Mississipi Alligators. Después vienen Blues del Charnego (un viejo tema al que le he cambiado totalmente la música), Tirando la Droga por el w.c. (otro instrumental) y acabo con Mi guitarra y yo. Después de la pausa para fumar y demás me lanzo a por el segundo bloque en afinación normal y con temas que son mas habituales. Toco: Najando de la Pestañí, Soy como soy, YuguYugu Voodoo, La Cosa, Gospel Infernal, Nena (yo soy el diablo), Predicando en las calles, Limonena Blues y Blues sucio. Estas dos últimas las toco con bastante distorsión acabando el concierto con la punkitud con la que me gusta ensuciar mi blues. 

Boogalo es un bar muy pequeño pero acojedor. Podría considerarlo el bar perfecto para mi. El aforo limitado me permite llenar el bar, algo que no me es habitual. El tamaño pequeño me permite no tener que sonorizar nada. Mi percusión (que consiste en un bombo de una batería de niño pequeño, una pandereta de los chinos y una tabla de madera) suena mejor cuando no se pasa por un micrófono. El amplificador aunque tiene poca potencia es mas que suficiente para este bar así que solo utilizo un micrófono para la voz y la armónica. Creo que en cuanto a sonido consigo sonar mejor que nunca o, al menos, yo toco muy cómodo, creo que mas que nunca en lo que a conciertos se refiere. En las calles el sonido es mucho menor y mas recogido y la voz no la amplifico así que habitualmente cuando toco en una sala y me lo sonorizan todo tanto volumen acaba saturándome un poco y acabo tocando peor. Gracias al tamaño del Boogaloo esta vez esto no me pasa. La armónica me da algunos problemas ocasionalmente lo que provoca que aun desafine mas de lo habitual pero por lo demás creo que es de mis mejores conciertos, aunque no exento de fallos. 

Entre el público se encuentran los habituales parroquianos del Boogaloo, dos de los tres Freskor Esskrotal (con los que hablo un rato de futuros proyectos), Ivan y familiares de Mónica como su padre, su tía, su prima y la pareja y un amigo de toda la vida de esta última. Durante el concierto, para no perder la costumbre,, coloco mi bote delante y al acabar hay en él 1,29€ y una moneda de dos peniques ingleses. Tras el concierto Pere me hace un par de hamburguesas que están increíbles y que me dejan lleno hasta los topes. Me quedo con ganas de probar algunas de las tapas que se sirven en Boogaloo y que pintan que están increíbles también pero no me cabe nada mas así que habrá que volver cuando esté por estos parajes. Pere también tiene el detalle de pagarme por el concierto, cosa que debería pasar siempre pero que rara vez pasa. No se trata de forrarse, no me creo estrella, se trata del trato y de sentirse cuidado. El trato que da Pere a quien va a tocar a su bar es excelente y se agradece que te hagan sentir como en casa. Tras alguna cerveza mas, y ya iban algunas, me despido de Pere y sus parroquianos, con especial mención a Ivan al que hacía algún tiempo que no veía, y me dirijo a casa de la tía de Mónica donde pasaremos la noche.  

Dolors, Casimiro, Mónica y yo aguantamos entre wiskys y dados hasta que esta apunto de salir el sol. Los primeros en marchar fueron la prima Laura, su pareja y su amiga. Jordi, el palles, nos abandonó algo después. Al despertar damos una vuelta por el mercadillo y volvemos a coger el tren hacia nuestro Vallés natal, no sin algún incidente de camino. Hay jóvenes, o mejor dicho niñatos, a los que no les iría mal un escarmiento de vez en cuando y yo con resaca tengo poca paciencia... 

Velada cojonuda y con todo día para recordar con mucho cariño. Espero repetir tan grata experiencia y así desquitarme de mis soplidos desafinados y de probar las delicias del Boogaloo. Aprovecho para darle las gracias por todo a Pere y a los asistentes por acercarse a verme.



¡Nos vemos en las esquinas!




PD: Fotos por Dolors e Ivan. Hay tres vídeos que podéis ver en mi perfil de Facebook (Dani Roto) y que intentaré subir a mi canal de youtube próximamente (FolckSarda) 



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