lunes, 20 de octubre de 2014

DÍA 49: 27/ 08/ 2014 Sitges

Entre el acondicionamiento de mi nuevo hogar y las vacaciones de mi habitual trabajo últimamente no he salido a predicar lo que hubiera deseado. Hoy, tras un agradable día de playa junto a Mónica en la bonita playa de Sitges, me enfundo en mi "uniforme de trabajo" y me dirijo al paseo marítimo a tocar.  Todo el paseo esta invadido por tenderetes de distinta índole. Me siento en los bancos de piedra ubicados enfrente y empiezo mi recital.

La tarde pasa tranquila. Demasiado tranquila. Por delante mio pasa una multitud de turistas y nativos y aunque algunos reparan en mi pocos parecen llegar a la conclusión de que mi música merezca ser recompensada lo que no deja de ser bastante frustrante. Un joven se sienta en el banco de al lado y me escucha durante un rato. No tengo muy claro que sea turista ya que por su porte alternativo no parece que el turismo sea su mayor inquietud pero tampoco es nativo ya que me da la sensación de que ni si quiera habla alguna lengua peninsular y sus rasgos denotan que nació mas allá de los Pirineos. Tras un rato me da una lata de cerveza que agradezco y se marcha. Guardo la cerveza puesto que esta caliente con la idea de bebérmela en casa tras refrigerarla. No me considero demasiado sibaritas pero la cerveza caliente es una de las pocas cosas que soy incapaz de engullir.  

El reloj se me viene encima y a excepción de alguna escasa moneda la tarde no esta siendo demasiado rentable asi que finalizo una agradable jornada con la brisa del mar pero sin la suerte de mi lado. Emprendemos el viaje de regreso cargando con la cerveza y 4,79€. El día es lo bastante agradable, el ambiente confortable y grata la compañía como para irme a casa mas que contento y como para que la ligereza de mis bolsillos no influyan en mi animo. Posiblemente no vuelva a Sitges hasta el año que viene y eso es lo único que me hace sentir cierto pesar.

¡¡¡Nos vemos en las esquinas!!!

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