domingo, 12 de enero de 2014

DÍA 3: 11/01/2014 Mollet del Valles

Vuelvo a la carga. Vuelvo a intentar conquistar un nuevo pueblo en el Valles. Cojo el tren en Cerdanyola Universitat y me bajo en Mollet St. Fost. Nunca he tocado en las esquinas de Mollet y aunque tengo bastantes amistades aqui y es el pueblo de donde nacen grupos como Leonor SS o VIH con los que he compartido escenario a menudo, no conozco muy bien el pueblo. Imagino que habrán rincones mejores a donde ir pero por tiempo, comodidad y cercanía me dirijo a una especie de rambla que hay cerca de la estación. Al llegar al final de esta calle donde tenia pensado ponerme veo una calle peatonal que da a una plaza pequeña con un par de terrazas y un chiringuito independentista. Callare mis opiniones para no ofender a nadie....  Opto por la calle peatonal y convierto en mi banco de trabajo el escalón de la entrada de una agencia de viajes que esta cerrada. 
Hoy cuento con un compañero de trabajo excepcional. Todo un señor, el Sr. Boogie, mi perro. Un cachorro de labrador y dogo argentino muy testarudo pero muy amigable que siempre se gana las simpatías de todo el mundo. Lo ato a la persiana de la entrada de la agencia de viajes, monto el chiringuito y empiezo.

En la primera canción nunca cae nada, es un hecho demostrado. El mensaje no deja de ser bueno... Eh chaval, ¿te lo tendrás que currar un poco antes, no?   Es importante no tocar pendiente del bote, no tener en cuenta el ritmo de clings clings que suena en tu bote. Todo eso se nota y el objetivo siempre es tocar y entrar en una especie de trance donde llegues a conectar de lleno con tu música, donde te fundas con la esquina donde tocas y te conviertas en parte de la ciudad. Solo así te colaras en el interior de la gente, removerás algo y activaras los resortes para que una persona desconecte de su vida por un momento, se pare a escucharte y rebusque en los bolsillos la propina que crea que te mereces.  

Hoy el Boogie viene conmigo porque me gusta estar con él pero no voy a negar la ayuda que supone tener alguien al lado que atrae miradas y al que es imposible contenerse venir a saludar, sobretodo para los mas jóvenes. Aparte es muy agradecido con cualquiera que le acaricie así que se gana al publico con mucha mas facilidad que yo solo con mover un poco el rabo. En varios momentos de la tarde esto me forja delante a un publico fijo, en corro, evidentemente niños. Niños sin pudor que bailan, acarician al perro, se ríen y en definitiva disfrutan. No es un publico muy lucrativo pero es el mejor. El único inconveniente es que me da mas corte cantar las pocas canciones que canto. No se me da bien hacer letras comerciales y bonitas. Lo mio siempre ha sido la música cruda, como cruda es la realidad. No se hacer otra cosa pero intento limar las asperezas. No quisiera agriar el optimismo de quien aun no se ha dado de morros con la realidad, de quien tiene el placer, gusto y, debiera ser así, derecho de vivir sin tapujos, de descubrir cosas nuevas cada día y jugar a vivir. Luego creces y todo se complica.

La actuación pasa tranquila, sin mucho que destacar. Pasan ratos en los que la gente mira, algunos sonríen y otros no tanto, pero nadie se para ni a escucharme ni a rascarse el bolsillo. Por lo contrario hay algún momento que no se muy bien porque pero debo conectar con la gente porque se ponen todos de acuerdo para venir y echar en el bote con gesto de agradecimiento, con esa sonrisa que te hace sentir que estar ahí tocando tiene sentido. No pasa nada espectacular pero me siento agusto aquí, por suerte Mollet se parece mas a Cerdanyola que no ha Sabadell... Las grandes urbes no me van, por eso ni me planteo ir a Barcelona. Me siento mas agusto sin tener que competir con otros músicos, tocando en sitios donde la gente no espera encontrar a un músico callejero. Me gusta romper la normalidad de un lugar.  Es un arma de doble filo, de la misma manera que esa falta de costumbre puede convertirse en algo positivo y por lo tanto en monedas también puede convertirse en rechazo hacia lo nuevo e irte de vació a casa. Hoy creo que ha habido un poco de los dos pero estoy contento, volveré!

Suena el ultimo acorde. Miro mi teléfono y un colega me dice que viene para allí. Lastima ya he acabado. Le contesto, levanto la mirada y esta ahí. El Chicho, gran personaje y mejor persona. Aprovecho desde aquí para reclamar ¡¡que vuelva a los escenarios!! Me echa en el bote y no puedo evitar que me sepa un poco mal cuando un colega echa. En mi entorno no sobra el dinero y prefiero el de los desconocidos. Aun así evidentemente el gesto se agradece infinitamente. Tengo facilidad para ganarme antipatías y siempre he sido un tipo muy rancio pero aprovecho desde aquí para recalcar cuanto aprecio a los que aun no caigo mal (jejeje) pese a que no soy muy dado ha demostraciones. Hablo un rato con el Chicho y andamos un trozo juntos, luego sigo camino hacia el tren. 
Llego a la estación y no encuentro por donde entrar gratis. Siempre salto una valla que pese a ser pequeña hoy es imposible al ir con el perro y los trastos. Toca pagar. 2,15€ por una parada. Otro robo legal mas.
Mientras llega el tren cuento el bote. 
24, 04€ por algo menos de dos horas a los que hay que sumar los 2,15€ que he gastado en el billete. Todo lo que supere los 10€ la hora es un triunfo. Me voy contento.

Llega el tren y vuelvo a casa planeando la próxima conquista.

Nos vemos en las esquinas!!!







Foto 1: Sr. Boogie       Foto 2 y 3: Actuación en el Gato Jazz de Mollet hace ya bastante tiempo.













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