Llega un nuevo viernes y vuelvo a bajar a la calle San Ramón. Tras la jornada laboral no me da tiempo a cambiar de pueblo así que me tengo que quedar en Cerdanyola pero al llegar a la calle pienso que me estoy haciendo demasiado pesado y decido bajar mas de lo habitual. Finalmente elijo la plaza Abato Oliva, entre la iglesia y el ayuntamiento. Monto los cacharros. Pruebo un poco tras afinar y delante de mi se concentra un pequeño público. Media docena de niños me observan y se acerca un hombre de mediana edad algo desmejorado que me echa unas monedas. Alargo la prueba en vista de mi público y al acabar el hombre me dice algo entre el castellano y el francés que no entiendo muy bien. Durante las primeras canciones se repetirá la escena y yo trato de comunicarme con el lo mejor que puedo aunque no parece fácil. El hombre se pone a bailotear y los niños le siguen. Aparecen dos señoras que me echan monedas y tras saludar al individuo se van con él. Me quedo con mi pequeño público infantil. Los niños corretean a mi alrededor. Bailan haciendo el tonto y uno de ellos, el mas gamberro, baila obscenamente sobre mi bote. Su coreografía incluye múltiples pasos entre los que se encuentra fingir que mi bote es un retrete. Una niña sostiene de la mano a otra mas pequeña, prácticamente un bebe, que me mira con los ojos muy abiertos.
La actuación avanza entretenida por el pequeño grupo de niños. Algunos me traen monedas y un par de ellos vigilan de cerca la recaudación. Intentan llevar la cuenta cada vez que se acerca alguna señora a echarme en el bote. Bromeo con una de ellas sobre que son mis contables. La señora me pregunta que si son míos. Miro al frente y veo a los dos niños y a dos niñas. Sin poder aguantarme la risa se lo desmiento a la señora. Me cuesta mucho mantenerme a mi mismo y a mi perro como para tener que mantener a cuatro niños. La tarde sigue pasando y como ya esperaba en la plaza se acerca menos gente que en la calle. No son demasiados los que se han acercado al bote aunque los niños parecen entusiasmados con la recaudación. Su entusiasmo se dirige también hacia Boogie al que acarician constantemente. Me da la sensación de que no estoy obteniendo una gran suma algo que no me sabe mal gracias al buen rato que me hacen pasar los chavales. No me siento cómodo cantando según que cosas delante de ellos así que aprovecho los momentos en los que se alejan para ello. Aparece Nuki con la que había quedado previamente. Me trae un llavero hecho a mano con un disco y la mano amputada y sangrienta del pinchadiscos al mas puro estilo Muñecas Murientes. Podréis encontrar el stand de Nuki con sus creaciones sangrientas en un sinfín de mercadillos y conciertos. Tras hablar un poco con Nuki la cual tiene que soportar el interrogatorio de los niños se despide y yo enfilo la recta final de la actuación.
Los niños se van. El sol también se ha ido. La plaza se va vaciando. Termino. Mientras desmonto un hombre me echa la última moneda. He aprendido que lo último que se recoge siempre es el bote. Hay bastantes monedas de euro así que aunque no hay mucho bulto la recaudación es aceptable. 16, 57€ en una actuación de casi dos horas. Unos metros calle arriba la recaudación hubiera sido mayor pero me gusta variar de esquinas y siempre es agradable disfrutar de un público distinguido.
¡¡Nos vemos en las esquinas!!
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