Vuelvo a las calles. Vuelvo a la San Ramón. Hoy bajo un poco mas la calle y me pongo junto al Museo de Cerdanyola. Con poca afluencia de transeúntes empiezo mi función. Durante la primera canción nadie parece fijarse en mi. Aparece Miriam y me echa las primeras monedas de la tarde lo cual es todo un honor. Toda la actuación pasa muy tranquila. Poca gente se acerca. Pocas monedas. Aun así me siento agusto tocando. Improviso y me gusta lo suficiente como para que en el futuro se convierta en canción. Después toco por primera vez No se vive del amor. Traigo la letra de casa y una idea en la cabeza de que hacer con la guitarra pero es la primera vez que la pongo en práctica y pese al riesgo de hacerlo en la calle salgo bastante satisfecho. Aparece una señora que me echa unas monedas, le pone agua a Boogie, le da unas chucherías que se excusa porque son de gato y me deja un café con leche. No es la primera vez que lo hace y los lectores fieles quizás recuerden a tan amable señora. Como siga tocando en la San Ramón y se siga repitiendo la escena me voy acabar sintiendo su nieto. A veces la calidez del trato de alguien totalmente ajeno a ti te sorprende. La raza humana es una raza de extremos. Somos capaces de los mas bellos gestos y de los mas horrorosos. Ojala el mundo lo gobernaran señoras así en vez de las hienas insaciables que lo hacen. Que me disculpen allá en la sabana por la comparación inmerecida...
Vuelvo a casa con 10,78€ y un café que me llena de gratitud regando mi estomago.
¡¡¡Nos vemos en las esquinas!!!
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